jueves, 10 de diciembre de 2009

Teoría Emejotil nº 3: Sin Riesgos

¿Qué determina el éxito o el fracaso de una noche de ligue?

Aquí va, mi Teoría Emejotil nº3:


¿Nunca habéis dudado al afrontar una relación de una noche? Nunca pensasteís: Dios mio! ¿Que hago?¿Quien no arriesga no gana..? ¿Merecerá la pena o será un completo desastre? ¿Nos la jugamos o me voy a casa ahora que estoy a tiempo?

En resumen: ¿Arriesgamos o Pasamos?

Yo tengo la solución a tod@s estos problemas que se nos plantean a la hora conocer a una persona nueva.

A mi favor, decir que esta teoría ha sido contrastada y confirmada con amigos y amigas y ha todos les ha parecido una buena idea que ayudaría a saber “donde nos metemos”

Sabemos que; El que más y el que menos* (ellos y ellas) hemos tenido relaciones con otras personas (sean del mismo o distinto sexo).

Lo que propongo es la creación de unas "fichas", con solo 2 números (del 1 al 10 – siendo el 1 el peor y el 10 el mejor -) muy útiles con las que valorar y prever el futuro incierto que nos espera…

Tendemos a la subjetividad, pero cuantas más opiniones y más experiencia tenga el sujeto, mejor evaluaremos al futuro candidat@ (*con esto no quiero decir que el que tenga su "ficha" en blanco sea mejor ni peor.. solo que en ese caso, deberemos ser nosotros los primeros en arriesgarnos y completarla después).

La "ficha" debe incluir:
- Nº experiencias - personas diferentes
- Puntuación de las experiencias – número a rellenar por aquellos/as que han tenido relaciones pasadas con el sujeto.
- Comentarios – relevantes en función del tema a tratar.

Pongamos un Ejemplo:
Un tío en una discoteca.
Se presenta, hablamos, me cae bien, parece simpático pero no sé nada más de él. Me invita a tomar una copa en su casa…
Aquí es cuando empiezas a valorar la opción de “pies para que os quiero”/ “otro día quizá” o la opción de “es una gran idea”

Si este chico, pudiese enseñarme una "ficha" en la que viese:
- Nº relaciones: 20
- Puntuación: 6
- Comentarios: Fumador empedernido. Siempre manda mensajes después.

Sabría a que atenerme….

Resumen: Chico 20-6-fuma.pesao. Así tendría mucho ganado.

Por tanto, si me cae bien y me “ha llenado el ojo” con el 6 me arriesgaría. Sino, bien porque hay algún detalle que de primeras ya no me ha gustado, porque no me apetece que me manden mensajitos al día siguiente, o porque detesto el tabaco, es hora de coger un taxi camino a casa.

Otro Ejemplo:

Imaginemos que el individuo es un 2-3-cariñoso.
Entonces seremos nosotr@s los que decidiremos. A pesar de tener un CV “no favorable” será nuestra opción arriesgar o no, pero luego no valdrán lamentos, quejas y mención a las madres: ”No digas que no te lo advertí”

La vida sería mucho más fácil, nos ahorraríamos muchos problemas, situaciones bochornosas y caóticas, y sobre todo el : “¡quién es éste, y porque está en mi cama!” o “Laura? No, no perdona, yo no me llamo Laura, .......Adios!”
La Ley Limón del maestro Barney puede que os ayude, pero yo he dado un paso más…



miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿Vamos al Cine? - Parte II

Continúa...

Una de las cosas que conservo con mayor cariño de aquellos años era que el cine disponía de telón y cuando se iban apagando las luces y veías levantarse el telón se empezaban a escuchar los comentarios tipo: "tssss callaos que empieza la película", o "¿quién me ha tirado la palomita?", pero era aparecer la primera imagen en pantalla y quedarse el cine en el más absoluto de los silencios. Y así nos pasábamos unas cuatro horas allí dentro, haciendo un repostaje entre película y película, donde todos los asistentes aprovechaban para hacer lo mismo, así que de nuevo tenías que hacer cola. Como no, después de pasarte toda la tarde metido en el cine a oscuras, al salir te quedabas un poco ciego y no parabas de estirarte, porque el culo se te quedaba cuadrado y la espalda acartonada, pero era salir y mientras comentabas las películas con tu amigos ya pensábamos en cuando íbamos a volver. Si antes nos había acompañado algún adulto al cine, al salir nos estaban esperando nuestros padres y ya nos volvíamos a casa.


Pero lo grande del cine es que siempre está de moda, cada vez hay más festivales de cine, ya sea de cine fantástico, de cine de autor, de cortos, de cine de terror, ...de todo tipo, y cada semana hay nuevos estrenos, no importa la cantidad de salas que tenga los multicines a los que vayamos, siempre hay alguna película que allí no dan. Por otro lado, ahora cada vez se habilitan más salas para películas en versión original o para películas de cine alternativo o de escaso presupuesto, y es que por mucho que pase el tiempo y la sociedad cambie, por mucho que las nuevas generaciones sean diferente a las anteriores, por mucho que internet nos permita de forma discutible ver cualquier película en casa, seguimos yendo al cine. Quizá sea por la pantalla grande, por los efectos de sonido que puedan tener las salas de cine más modernas o por el hecho de salir de casa, pero el cine nos sigue atrayendo y yo creo que hay otras razones para que así siga siendo que quizá estén enraizadas en nuestro inconsciente, pero que acaban saliendo siempre.


Y me refiero a la mítica del cine, si de pequeños nos gustaba ir a comprar gominolas, de grandes también, parece que si vas al cine y no compras palomitas y tu bebida carbonatada no disfrutas igual la película. Entrar a la sala es como un ritual, entramos sin prisa buscando nuestras butacas, colocamos la bebida a un lado y nos preparamos a disfrutar. El cine sea bueno o menos bueno, es un acto mágico donde se nos cuenta una historia y el hecho de escuchar una historia es algo que tenemos grabado en los genes. En tiempos remotos se decía que la gente se sentaba alrededor de una hoguera y se contaban historias, o al menos eso vemos en las películas. Cuando somos pequeños nuestros padres o abuelos nos solían contar historias para irnos a dormir, la mayoría de las cuales nunca sabíamos como terminaban porque nos quedábamos groguis antes del segundo acto. Seamos lectores habituales o no, cuando leemos una novela, nos suele enganchar y continuamos leyendo, porque somos curiosos por naturaleza y siempre queremos saber qué pasará después. Y con el cine es lo mismo pero mucho más rápido, en tan solo dos horas somos parte de una historia con su principio, su nudo y su final, y eso colma nuestros objetivos. Cuando vamos al cine nos relajamos y nos dejamos contar un cuento. Si tuvierais la oportunidad de entrar a un cine a mitad de película y mirar de cara a los espectadores, veríais que están todos como hipnotizados, algunos incluso con la boca medio abierta con la mano a medio camino entre el cubo de palomitas y la boca.


Pero bueno, os voy a dejar que ya he comprado mis palomitas y me he acomodado en la butaca y llega la hora de disfrutar de la película. Luego os cuento de qué ha ido.



Por cierto, si me aceptáis un consejo, nunca digáis que queréis ver un película delante de alguien que ya la haya visto, quien sabe qué se le podría escapar!


Creado y Escrito por Sr. Eumolpe