viernes, 26 de marzo de 2010

Chorrada de las 21.32h en el master..




¿Qué es un tomate con una capa y un antifaz?
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SUPERTOMATE!!!!!
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¿Qué es una naranja con una capa y un antifaz?
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Nooooo!!!
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Una naranja disfrazada de SUPERTOMATE!!!!!!!

Ya somos 3 y con harry son four! :)

jueves, 10 de diciembre de 2009

Teoría Emejotil nº 3: Sin Riesgos

¿Qué determina el éxito o el fracaso de una noche de ligue?

Aquí va, mi Teoría Emejotil nº3:


¿Nunca habéis dudado al afrontar una relación de una noche? Nunca pensasteís: Dios mio! ¿Que hago?¿Quien no arriesga no gana..? ¿Merecerá la pena o será un completo desastre? ¿Nos la jugamos o me voy a casa ahora que estoy a tiempo?

En resumen: ¿Arriesgamos o Pasamos?

Yo tengo la solución a tod@s estos problemas que se nos plantean a la hora conocer a una persona nueva.

A mi favor, decir que esta teoría ha sido contrastada y confirmada con amigos y amigas y ha todos les ha parecido una buena idea que ayudaría a saber “donde nos metemos”

Sabemos que; El que más y el que menos* (ellos y ellas) hemos tenido relaciones con otras personas (sean del mismo o distinto sexo).

Lo que propongo es la creación de unas "fichas", con solo 2 números (del 1 al 10 – siendo el 1 el peor y el 10 el mejor -) muy útiles con las que valorar y prever el futuro incierto que nos espera…

Tendemos a la subjetividad, pero cuantas más opiniones y más experiencia tenga el sujeto, mejor evaluaremos al futuro candidat@ (*con esto no quiero decir que el que tenga su "ficha" en blanco sea mejor ni peor.. solo que en ese caso, deberemos ser nosotros los primeros en arriesgarnos y completarla después).

La "ficha" debe incluir:
- Nº experiencias - personas diferentes
- Puntuación de las experiencias – número a rellenar por aquellos/as que han tenido relaciones pasadas con el sujeto.
- Comentarios – relevantes en función del tema a tratar.

Pongamos un Ejemplo:
Un tío en una discoteca.
Se presenta, hablamos, me cae bien, parece simpático pero no sé nada más de él. Me invita a tomar una copa en su casa…
Aquí es cuando empiezas a valorar la opción de “pies para que os quiero”/ “otro día quizá” o la opción de “es una gran idea”

Si este chico, pudiese enseñarme una "ficha" en la que viese:
- Nº relaciones: 20
- Puntuación: 6
- Comentarios: Fumador empedernido. Siempre manda mensajes después.

Sabría a que atenerme….

Resumen: Chico 20-6-fuma.pesao. Así tendría mucho ganado.

Por tanto, si me cae bien y me “ha llenado el ojo” con el 6 me arriesgaría. Sino, bien porque hay algún detalle que de primeras ya no me ha gustado, porque no me apetece que me manden mensajitos al día siguiente, o porque detesto el tabaco, es hora de coger un taxi camino a casa.

Otro Ejemplo:

Imaginemos que el individuo es un 2-3-cariñoso.
Entonces seremos nosotr@s los que decidiremos. A pesar de tener un CV “no favorable” será nuestra opción arriesgar o no, pero luego no valdrán lamentos, quejas y mención a las madres: ”No digas que no te lo advertí”

La vida sería mucho más fácil, nos ahorraríamos muchos problemas, situaciones bochornosas y caóticas, y sobre todo el : “¡quién es éste, y porque está en mi cama!” o “Laura? No, no perdona, yo no me llamo Laura, .......Adios!”
La Ley Limón del maestro Barney puede que os ayude, pero yo he dado un paso más…



miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿Vamos al Cine? - Parte II

Continúa...

Una de las cosas que conservo con mayor cariño de aquellos años era que el cine disponía de telón y cuando se iban apagando las luces y veías levantarse el telón se empezaban a escuchar los comentarios tipo: "tssss callaos que empieza la película", o "¿quién me ha tirado la palomita?", pero era aparecer la primera imagen en pantalla y quedarse el cine en el más absoluto de los silencios. Y así nos pasábamos unas cuatro horas allí dentro, haciendo un repostaje entre película y película, donde todos los asistentes aprovechaban para hacer lo mismo, así que de nuevo tenías que hacer cola. Como no, después de pasarte toda la tarde metido en el cine a oscuras, al salir te quedabas un poco ciego y no parabas de estirarte, porque el culo se te quedaba cuadrado y la espalda acartonada, pero era salir y mientras comentabas las películas con tu amigos ya pensábamos en cuando íbamos a volver. Si antes nos había acompañado algún adulto al cine, al salir nos estaban esperando nuestros padres y ya nos volvíamos a casa.


Pero lo grande del cine es que siempre está de moda, cada vez hay más festivales de cine, ya sea de cine fantástico, de cine de autor, de cortos, de cine de terror, ...de todo tipo, y cada semana hay nuevos estrenos, no importa la cantidad de salas que tenga los multicines a los que vayamos, siempre hay alguna película que allí no dan. Por otro lado, ahora cada vez se habilitan más salas para películas en versión original o para películas de cine alternativo o de escaso presupuesto, y es que por mucho que pase el tiempo y la sociedad cambie, por mucho que las nuevas generaciones sean diferente a las anteriores, por mucho que internet nos permita de forma discutible ver cualquier película en casa, seguimos yendo al cine. Quizá sea por la pantalla grande, por los efectos de sonido que puedan tener las salas de cine más modernas o por el hecho de salir de casa, pero el cine nos sigue atrayendo y yo creo que hay otras razones para que así siga siendo que quizá estén enraizadas en nuestro inconsciente, pero que acaban saliendo siempre.


Y me refiero a la mítica del cine, si de pequeños nos gustaba ir a comprar gominolas, de grandes también, parece que si vas al cine y no compras palomitas y tu bebida carbonatada no disfrutas igual la película. Entrar a la sala es como un ritual, entramos sin prisa buscando nuestras butacas, colocamos la bebida a un lado y nos preparamos a disfrutar. El cine sea bueno o menos bueno, es un acto mágico donde se nos cuenta una historia y el hecho de escuchar una historia es algo que tenemos grabado en los genes. En tiempos remotos se decía que la gente se sentaba alrededor de una hoguera y se contaban historias, o al menos eso vemos en las películas. Cuando somos pequeños nuestros padres o abuelos nos solían contar historias para irnos a dormir, la mayoría de las cuales nunca sabíamos como terminaban porque nos quedábamos groguis antes del segundo acto. Seamos lectores habituales o no, cuando leemos una novela, nos suele enganchar y continuamos leyendo, porque somos curiosos por naturaleza y siempre queremos saber qué pasará después. Y con el cine es lo mismo pero mucho más rápido, en tan solo dos horas somos parte de una historia con su principio, su nudo y su final, y eso colma nuestros objetivos. Cuando vamos al cine nos relajamos y nos dejamos contar un cuento. Si tuvierais la oportunidad de entrar a un cine a mitad de película y mirar de cara a los espectadores, veríais que están todos como hipnotizados, algunos incluso con la boca medio abierta con la mano a medio camino entre el cubo de palomitas y la boca.


Pero bueno, os voy a dejar que ya he comprado mis palomitas y me he acomodado en la butaca y llega la hora de disfrutar de la película. Luego os cuento de qué ha ido.



Por cierto, si me aceptáis un consejo, nunca digáis que queréis ver un película delante de alguien que ya la haya visto, quien sabe qué se le podría escapar!


Creado y Escrito por Sr. Eumolpe

domingo, 29 de noviembre de 2009

¿Vamos al Cine?


Secuencias de fotografías continuas, es decir el cine trata de representar la fotografía en una secuencia continua para mostrar movimiento sin interrupciones. Eso es el cine.




¿Qué tendrá el cine que tanto le gusta a la gente? A todo el mundo le gusta ir al cine de vez en cuando, por supuesto que a algunos más que a otros, ya sea porque tienen más tiempo o porque para ellos sea una prioridad. El caso es que de pequeños íbamos al cine, de adolescentes seguimos yendo, pasada la veintena no dejamos de ir y seguro que pasadas las cincuenta primaveras seguiremos yendo al cine, y es que la edad no afecta para nada en las ganas de ir al cine, pero sí en lo que a gustos cinematográficos se refiere... bueno no siempre... los hay que somos frikis sin remisión.

Aun recuerdo lo que me gustaba ir al cine cuando era pequeño, siempre en fin de semana, lo cual aun era más especial, los fines de semana lo tenían todo, o según se miren, te despojaban de todo, porque ni el sábado ni el domingo tenías que ir a la escuela, ni a las clases de inglés, ni a cualquier otra actividad extraescolar, los fines de semana era para olvidarte de todo, estar con los amigos, participar en las comidas familiares, ¿quizá tomando un café por primera vez? y, porque no, ir al cine. Es posible que esa sea la razón por la que ir al cine trae tantos buenos recuerdos a mi memoria.

Los primeros recuerdos que tengo son de principios de los 90, cuando ir al cine requería de mucho tiempo porque con la entrada podías ver dos "pelis". La primera sesión doble que recuerdo constaba de "El robobo de la jojoya", película de humor de Martes y Trece y "Corazones de hierro", película de la guerra de Vietnam con Michael J. Fox y Sean Penn. Cuanto ha llovido desde entonces...

Pero bueno a lo que iba, ir al cine era mucho más que ir a ver una película, ir al cine era todo un ritual con partes bien definidas. Todo empezaba en la hora del patio, mientras jugabas al duro, al escondite o al pilla-pilla, sin olvidar el tú-besarás, y un compañero decía: - ¿Habéis visto que peli echan en el cine esta semana? en ese momento se montaba un corrillo para ver cuantos íbamos a ir, cuantos más fuéramos más posibilidades teníamos de convencer a nuestras madres (porque los padres no solían decidir sobre estas cuestiones, a no ser que nos pusiéramos cabezones y nuestra madre acabara diciéndole a nuestro padre: -Mira lo que dice tu hijo, levántate del sofá y hazle entrar en razón!! Tengo que decir que de pequeño siempre que escuchaba esta frase me imaginaba una habitación con el nombre "razón" a la que mi padre me llevaría... en fin era solo un crío). Si convencíamos a nuestras madres para que nos dejaran ir, de hecho, solo con que uno lo consiguiera las demás madres iban cediendo, y dependiendo de lo lejos que estuviera la sala de cine, nada de multicines como ahora oiga!, ya solo faltaba consensuar que padre o madre nos acompañaría al cine si es que no nos dejaban ir solos.

Así pues, acordado el guía y todos los amigos listos, empezaba lo bueno. Lo primero es que te daban dinero para el cine y un extra, ahora hablaré de este extra, por aquel entonces el cine costaba unas 300 pesetas más o menos y con suerte disponías de 100 pesetas más, el extra, para gastarte en palomitas y gominolas. La primera parada era la tienda/kiosco que SIEMPRE había al lado de cada cine, esto ahora se está perdiendo porque el propio cine ya vende casi de todo. Recuerdo que se formaban unas colas enormes para comprar palomitas, pipas, kikos, ladrillos, lenguas, ganchitos y un sinfín de chucherías más. Disponer de aquel dinero y poder decidir en qué gastarlo nos hacía sentir importantes, aunque claro, tampoco daba para mucho, pero se disfrutaba un montón en la tienda llenando tu bolsita de plástico transparente que luego te cobraban a peso. Y así, todos bien cargaditos de dulces volvíamos a hacer cola para el cine, donde nos daban aquellas entraditas pequeñitas de cartoncito rosa que nos rompían para poder entrar a la sala.

Continuará...

Creado y Escrito
por Sir. Eumolpe

lunes, 16 de noviembre de 2009

El Imaginario de MJ : Capítulo I


Recuperada e incorporada me dirigí hacia mi nuevo y pequeño interlocutor;


- Globo, así es como te llamabas, verdad?
- Si, soy Globo, te lo dije antes, aunque supongo que con el shock de oírme hablar no te enteraste.
No te preocupes a todos les pasa lo mismo, es algo normal entre los humanos.
- ¿A todos? ¿Humanos?
- Si a todos.
- ¿Peroo… hay más gente “humana” por aquí? Pregunté sorprendida.
- Si claro, por supuesto. De hecho la mayoría siempre nos visitan a nosotros primero, luego, no sabemos muy bien porque, terminan cruzando el puente y desapareciendo en la otra isla. Supongo que la viste desde el puente.

Ummm que extraño, porqué será, pensé


Globo continuó: Bueno, seguramente tu también terminarás marchándote, todo el mundo lo hace
En fin, dejémonos de cuentos, y pongámonos manos, digo, patas a la obra.
- ¿Patas a la obra? ¿qué hay que hacer?
- Srta… Cómo se llama? Disculpe mis modales, con las prisas se me ha olvidado coger el listado.
- MJ, soy MJ. ¿Listado? Menudo mundo de locos...
- Srta. MJ, mi deber en la isla es asegurarme de que todo hombre/mujer nuevo sea presentado en sociedad. Así que ahora, debo conducirla ante el Alcalde de Gominol.
- Vayamos a conocer a tu Alcalde!!, quizá él me pueda aclarar algunas cosas - tenía tantas cosas que preguntar y quizá él, si estaba acostumbrado a recibir a todos los humanos, podría aclarármelas

Me dispuse a caminar, cuando giré la cabeza y vi que globo permanecía inerte donde habíamos estado, pregunté:


- Vamos!! Por donde hay que ir? No me has dicho que teníamos que ir a ver al Alcalde?
- Ir?? A dónde?
- A lo de que me presentes en sociedad. Tu, me lo has dicho!!
- Ah! Si eso… claro, claro, si vamos a ir. A menudo se me olvida usar un lenguaje apropiado para no confundir a los humanos. No quería decir “ir” en sentido como lo entendéis vosotros, sino más bien… “aparecer”
- Aparecer?
- Si. Uff que complicaditos sois todos. Haz lo que yo te diga ¿vale?
- Vale.
- ¿Ves esa margarita en el lado derecho, junto tu zapato?
- Si.
- Arráncala!

Con la margarita en la mano y observándola como si fuera algo extraordinario, Globo dijo:

- Cómetela.
- ¿Qué me la coma?
- Si, si cómetela.
- Oye globo, no sé hasta qué punto estoy en un mundo desconocido e imaginario, no sé cómo he llegado hasta aquí, no sé cuáles son vuestras costumbres, pero de lo que si estoy segura es de que mi dieta no admite “FLORES”.
- Muy bien, no te la comas. Hasta más ver, ya nos veremos por aquí o por allí….

Y en una milésima de segundo, donde allí había estado Globo hacía tan solo un momento, sólo quedaba hierba y una bruma ligera.


Busqué detrás de los árboles, lo llamé a gritos, con silbiditos, por su nombre, y nada. Globo no apareció. Después de unas horas y descubrir que allí no había rastro de Globo y que mi única compañía era un inmenso prado verde sin fin, tomé una margarita, la miré, me tapé la nariz y mastiqué todo lo rápido que pude…

Continuará